LA LEYENDA DE OSIRIS.
Para quienes conozcan el nombre de Osiris sólo por "El último vuelo del Osiris" de "Animatrix", es bueno hacer un repaso de la leyenda en torno a este dios egipcio.
El mito egipcio de Osiris refiere como, antes de la historia propiamente tal, Osiris sucedió a su padre Geb en el trono del Bajo Egipto. Allí conquistó al Alto Egipto y unificó por tanto Egipto, a la par que enseñó la metalurgia y las artes místicas. Le asesoraban su esposa Isis, la hechicera encarnación de la sabiduría, el dios civilizador Tot, y los dioses Anubis y Upuat. Durante 28 años de reinado, Osiris convirtió a Egipto en un país próspero y civilizado, una verdadera edad de oro.
Todo esto despertó el odio, el recelo y la envidia de Set, hermano de Osiris, quien era el dios del desierto, la sequedad, y en definitiva, de la muerte. O sea, Set representaba justamente todos los valores opuestos a Osiris. Durante una fiesta, Set le tendió una emboscada a su hermano. Ofreció a los presentes un bello sarcófago como regalo, diciendo que sería para quien le quedara. Cuando Osiris ingresó al sarcófago, irrumpieron 72 conjurados que acompañaban a Set, lo cerraron con Osiris adentro, y se lo llevaron, arrojándolo al Río Nilo.
Desconsolada, la diosa Isis persiguió el destino del sarcófago hasta Biblos, en Fenicia. Allí consiguió recobrarlo. Furioso porque sus planes no habían salido todo lo bien que esperaba, Osiris se apoderó del cuerpo de Osiris y lo repartió en pedazos. Isis, pacientemente, fue buscando los pedazos uno a uno, recuperándolos todos, salvo los genitales, que habían servido de banquete a un pez. Isis no se arredró por ello: resucitó a Osiris por medio de artes mágicas, creando un cuerpo eterno e inmortal, un zert, es decir, la primera momia. Por medio de más magia, se embarazó de su marido, y dio a luz a Horus.
Cuando llegó a la edad de la madurez, Horus capitaneó las fuerzas de su padre, y se rebeló en contra de Set. En la batalla subsiguiente, las hordas de Set fueron derrotadas, su líder fue apresado, y llevado a juicio delante del tribunal de Tot, quien lo condenó sin más. De este modo, Horus, hijo y heredero de Osiris, quedó entronizado como rey de Egipto.
En cuanto a su padre, seguía vivo, pero en el mundo de los inmortales, en donde ha quedado instaurado como juez supremo. Allí, en su propio tribunal, juzga y pesa las almas de los difuntos sobre una balanza, poniendo su corazón en un plato de la misma, y una pluma (símbolo de la verdad) en la otra. Si pesan iguales, el difunto ingresa a la bienaventuranza de Osiris. Si el corazón pesa más que la pluma, aquejado por el peso de la mentira y la falsedad, entonces el difunto era destinado a un monstruoso cocodrilo que se lo devoraría. Tal es el llamado "Juicio de Osiris".
El mito egipcio de Osiris refiere como, antes de la historia propiamente tal, Osiris sucedió a su padre Geb en el trono del Bajo Egipto. Allí conquistó al Alto Egipto y unificó por tanto Egipto, a la par que enseñó la metalurgia y las artes místicas. Le asesoraban su esposa Isis, la hechicera encarnación de la sabiduría, el dios civilizador Tot, y los dioses Anubis y Upuat. Durante 28 años de reinado, Osiris convirtió a Egipto en un país próspero y civilizado, una verdadera edad de oro.
Todo esto despertó el odio, el recelo y la envidia de Set, hermano de Osiris, quien era el dios del desierto, la sequedad, y en definitiva, de la muerte. O sea, Set representaba justamente todos los valores opuestos a Osiris. Durante una fiesta, Set le tendió una emboscada a su hermano. Ofreció a los presentes un bello sarcófago como regalo, diciendo que sería para quien le quedara. Cuando Osiris ingresó al sarcófago, irrumpieron 72 conjurados que acompañaban a Set, lo cerraron con Osiris adentro, y se lo llevaron, arrojándolo al Río Nilo.
Desconsolada, la diosa Isis persiguió el destino del sarcófago hasta Biblos, en Fenicia. Allí consiguió recobrarlo. Furioso porque sus planes no habían salido todo lo bien que esperaba, Osiris se apoderó del cuerpo de Osiris y lo repartió en pedazos. Isis, pacientemente, fue buscando los pedazos uno a uno, recuperándolos todos, salvo los genitales, que habían servido de banquete a un pez. Isis no se arredró por ello: resucitó a Osiris por medio de artes mágicas, creando un cuerpo eterno e inmortal, un zert, es decir, la primera momia. Por medio de más magia, se embarazó de su marido, y dio a luz a Horus.
Cuando llegó a la edad de la madurez, Horus capitaneó las fuerzas de su padre, y se rebeló en contra de Set. En la batalla subsiguiente, las hordas de Set fueron derrotadas, su líder fue apresado, y llevado a juicio delante del tribunal de Tot, quien lo condenó sin más. De este modo, Horus, hijo y heredero de Osiris, quedó entronizado como rey de Egipto.
En cuanto a su padre, seguía vivo, pero en el mundo de los inmortales, en donde ha quedado instaurado como juez supremo. Allí, en su propio tribunal, juzga y pesa las almas de los difuntos sobre una balanza, poniendo su corazón en un plato de la misma, y una pluma (símbolo de la verdad) en la otra. Si pesan iguales, el difunto ingresa a la bienaventuranza de Osiris. Si el corazón pesa más que la pluma, aquejado por el peso de la mentira y la falsedad, entonces el difunto era destinado a un monstruoso cocodrilo que se lo devoraría. Tal es el llamado "Juicio de Osiris".
EL SIGNIFICADO DEL MITO DE OSIRIS.
El Mito de Osiris tuvo y tiene una vitalidad extraordinaria, porque admite una buena cantidad de lecturas. La más obvia de ellas es un relato mitológico lleno de acción y aventuras, como otros muchos antes y después en la historia. Pero hay otros niveles.
Un segundo nivel es el mito político. Es decir, la historia de Osiris es reflejo de las convulsiones políticas y sociales del Egipto antiguo. En el Egipto Antiguo, la unificación fue producto no del Delta, el Bajo Egipto, sino del Alto Egipto, al revés de lo planteado por el mito de Osiris. El culto de Osiris principió en el Bajo Egipto, y de ahí que se asocie su "edad de oro" al Bajo Egipto, precisamente. Es decir, hay un sutil rapapolvo al poderío del Alto Egipto, insultándolos delicadamente al tratarlos de "usurpadores". Es de recordar que el Alto Egipto, para
legitimar su poder, adoptó como emblema el halcón, es decir, al dios Horus.
Pero hay una tercera lectura, que es la más interesante. Osiris es uno de los primeros héroes solares conocidos, un dios que es muerto por el mal (Set), y resucitado por el amor de la Gran Diosa Madre, papel que desempeña en este caso la diosa Isis. El ritual de Osiris estaba conscientemente dirigido a enfatizar este aspecto: sus 70 días de muerto coincidían con los 70 días que la estrella Sotis (Sirio) desaparece en el cielo. La reaparición de Sotis, coincidente con la resurrección de Osiris, marcaba también el inicio de las inundaciones del Río Nilo, que traen la fertilidad a Egipto.
Pero hay una tercera lectura, que es la más interesante. Osiris es uno de los primeros héroes solares conocidos, un dios que es muerto por el mal (Set), y resucitado por el amor de la Gran Diosa Madre, papel que desempeña en este caso la diosa Isis. El ritual de Osiris estaba conscientemente dirigido a enfatizar este aspecto: sus 70 días de muerto coincidían con los 70 días que la estrella Sotis (Sirio) desaparece en el cielo. La reaparición de Sotis, coincidente con la resurrección de Osiris, marcaba también el inicio de las inundaciones del Río Nilo, que traen la fertilidad a Egipto.
EL DESTINO DE LA RELIGIÓN DE OSIRIS.
El origen del culto a Osiris es desconocido. Una tesis sostiene que Osiris es una versión egipcia de un dios procedente de Asia, lo que lo emparentaría con el Tammuz babilónico y el Adonis cananeo. Otra tesis sostiene que Osiris es un desarrollo religioso netamente egipcio. Sea como sea, Osiris calzó bastante mal con la mitología egipcia, y cuando lo hizo, fue de manera harto forzada.
El mito de enlace entre Osiris y el resto de los dioses, fue una operación política de los sacerdotes del Reino Medio egipcio (hacia 2000-1750 aC). El gran dios faraónico Ra, el dios solar, habría sido emboscado por Isis, quien le habría engañado y extorsionado para hacerle decir su nombre secreto. Desde entonces la diosa Isis (ahora malvada, y no benefactora) habría obtenido un poder supremo. En consecuencia, Ra habría tenido que compartir su poderío con Osiris. De este modo, Horus pasa a simbolizar el Sol Naciente (del amanecer), Ra el Sol Triunfante (del mediodía), y Osiris el Sol Muriente (del ocaso). Una incómoda componenda política, que no alcanza en verdad a empañar la belleza de uno de los primeros mitos históricos conocidos.
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