El desnudo escultórico "más bello" de la Edad Media
sale de su escondite
Un sátiro en escorzo que brota de la piedra de un capitel románico
procedente
del desaparecido claustro de la catedral jaquesa
El Museo Diocesano de Jaca (Huesca) ha recuperado para el público el que
varios expertos consideran el desnudo escultórico "más bello" de la Edad Media,
un sátiro en escorzo que brota de la piedra de un capitel románico procedente
del desaparecido claustro de la catedral jaquesa.
Así lo piensa al menos el investigador de la Universidad de Harvard Francisco
Prado-Vilar, para quien comparar el sátiro del maestro de Jaca con otro desnudo
de referencia en el arte medieval, la Eva de la catedral de Autun (Francia), es
comparar una obra de Cellini con la de un autor menor como Benedetto
Antelami.
Este capitel, junto a otro de los tres recuperados ahora por el museo jaqués,
fue hallado bajo el altar de la capilla del Pilar del recinto catedralicio,
lugar al que fue relegado tras sufrir distintos avatares desde la demolición del
claustro, en el siglo XVII.
Según Prado-Vilar, uno de los mayores estudiosos de la obra, la pieza fue
quizás colocada allí por razones de decoro por Francisco Íñiguez Almech,
restaurador de la catedral jaquesa.
Así, esta obra fue relegada al "purgatorio historiográfico de la
invisibilidad" por no ajustarse a los paradigmas tradicionales del románico, a
pesar de que los escritos de Almech atrajeron a numerosas personas que trataron
sin éxito de contemplar la pieza.
El capitel del sátiro y los otros dos recuperados fueron objeto de un proceso
de estudio y restauración cuyo coste, alrededor de 11.500 euros, han financiado
el Ayuntamiento de Jaca, la Asociación de Amigos del Románico y el propio
museo.
Ahora se exhibe con toda su fuerza y sensualidad, quizá ajena al espíritu
románico de condena de la carnalidad, en el Museo Diocesano de Jaca.
La directora del museo jaqués, Belén Luque, afirma a EFE que esta pieza puede
convertir el centro, considerado ya como uno de los mejores en cuanto a pintura
medieval, en un referente internacional en escultura románica.
La pieza fue creada a principios del siglo XII por un artista anónimo de un
taller que realizó obras tan importantes como la Porte Miègeville de
Saint-Sermin de Toulouse y la desaparecida Porta Francigena de la Catedral de
Santiago, y se adscribe a una corriente artística que se desarrolló a lo largo
de la Ruta Jacobea.
El profesor Prado-Vilar, director científico en Harvard del programa Andrew
W.Mellon para la Catedral de Santiago, explica a EFE que la carnalidad y
turgencia de las formas del sátiro, insólitas para su tiempo, junto al
sofisticado diseño de la figura acercan más el conjunto al manierismo que a la
escultura medieval.
A juicio de este investigador, cuya labor ha permitido que el público pueda
contemplar esta obra singular, "no hay nada remotamente parecido en el canon de
la escultura románica" que se pueda comparar a la obra del maestro del
sátiro.
El autor se nutrió del arte de la antigüedad clásica para recrear una poética
de estilización del cuerpo que estaba olvidada en su tiempo, y diseñar una
figura que realiza un giro ascendente que desafía la gravedad y que parece
flotar en el espacio.
Según el investigador, la composición rítmica de la obra, que impulsa al
espectador a girar en torno al capitel, evoca "sin duda alguna" el dinamismo y
la sensualidad de la escultura clásica, que aquí se pone al servicio de una
teología cristiana que exalta la pureza, la plenitud física y la belleza de los
cuerpos tras su resurrección.
Por esta razón, Prado-Vilar cree que el mensaje moralizante primario del
capitel, la condenación de una lujuria representada por sátiros y otras figuras
del inframundo, se ve superado por el placer estético que produce, que invita al
espectador a elevar las manos hasta el sátiro.
Pero este capitel esconde más novedades, que el investigador Francisco
Prado-Vilar dará a conocer en breves fechas en una publicación, y es que también
contiene una de las representaciones, a su juicio, "más impactantes" del Ave
Fénix que renace de entre las llamas.
Una iconografía, subraya, que se acerca a la teología cristiana de la
resurrección de los cuerpos al final de los tiempos.
Texto domingo, 15 febrero 2015
Canarias 7
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