LA NOCHE DE LOS CRISTALES ROTOS
Queridos padres, no puedo hacer otra cosa. Que Dios me perdone. Mi corazón sangra cuando oigo hablar de la tragedia de 17.000 judíos. Debo protestar para que el mundo entero me escuche, y esto, me veo obligado a hacerlo. Perdónenme. Herschel
Carta de Herschel Grynszpan, 7 de noviembre de 1938.
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