TEMPLARIOS
Antes de comenzar con los personajes, debemos hacer una diferenciación entre cruzados y templarios. Los cruzados, son aquellos caballeros (generalmente nobles y reyes) que emprendieron la 'guerra santa' contra los infieles, tanto los musulmanes en Tierra Santa, como otras religiones no cristianas en distintos puntos geográficos (por ejemplo Hungría). La finalidad no era solo extender el cristianismo, sino recuperar territorios que el Pontificado perdía políticamente. El cruzado tomaba la cruz en su país de origen y, tras reunir dinero y tropas, marchaba a la cruzada a guerrear. Cuando la batalla se hacía insostenible o se daba por terminada, el cruzado volvía a su casa hasta la próxima.
Los templarios por su parte, nacieron como una orden vinculada a la cruzada pero diferente a ella: los Pobres Caballeros de Cristo. Eran monjes guerreros cuya misión era proteger al peregrino y al cruzado y crearles seguridad en Tierra Santa. Estos templarios hicieron voto de castidad, pobreza y obediencia. Eran guiados por un Gran Maestre del Temple. Poco a poco y desde que la Iglesia los reconoce como Orden cristiana, el Temple gana adeptos y donaciones y se convierte en un poder internacional, una institución no solo militar sino también económica. Este poder llevará a diferentes monarcas europeos a sentirse incómodos con la Orden del Temple, que la veían como una competencia, un enemigo político muy poderoso.
En definitiva, todos los templarios eran cruzados, pero no todos los cruzados eran templarios, pues solo si te hacías monje y pasabas a vivir en Tierra Santa, podías acceder al Temple.
Los caballeros cruzados
*Ricardo I de Inglaterra:
Nace en Oxford el 8 de septiembre de 1157. Sus padres, Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, vivían una relación tormentosa que acabaría separándolos en trato y espacio. Leonor marcha a Aquitania y Ricardo, se irá con ella, siendo nombrado Duque de Aquitania en 1168 y Conde de Poitiers en 1172.
El físico de Ricardo era muy destacable, de cabellos rubios rojizos, ojos claros, alto, con fuertes piernas y piel blancuzca, lo definen las crónicas. Debemos tomar esta definición con cautela, pues es una figura que se debatirá siempre entre el mito y la historicidad. Lo que está claro es que la educación que le dio su madre fue completa, aunque no terminó de aprender nunca la lengua inglesa, manejaba el francés y el occitano perfectamente y escribía poesía en ambas lenguas. Esta educación no limó su carácter: aunque era caliente y caballeroso, dicen de él que tenía algunos “defectos” muy humano. Era un poco avaricioso y egoísta; bastante violento y altanero y tenía poco sentido de la responsabilidad. En cambio, era un estratega y un militar modelo, con una gran energía y buenas dotes de mando. Su forma de ver las cosas le llevó en innumerables ocasiones a retar, como hacían también sus hermanos, a su propio padre, Enrique II.
En 1161, su hermano mayor, Enrique el Joven es adjuntado al trono de Inglaterra como regente y Conde de Anjou. Unos años después, en 1173, Enrique, Ricardo y Godofredo (el hermano pequeño), planean una sublevación contra su padre para imponer en el trono a Enrique el Joven. Enrique II, enterado del plan invade Aquitania y, teniendo como eje del plan a Leonor de Aquitania, la encierra para evitar posibles peligros futuros, permaneciendo bajo arresto hasta 1189. En 1174, aplastada la rebelión y rendidos los rebeldes, Ricardo jura lealtad a su padre, quien le perdona.
En Aquitania comienzan a sucederse revueltas internas, encabezadas por los barones de las tierras, contra el déspota del Duque Ricardo. Ricardo se enfrentará con arrojo sobre las rebeliones, las cuales aplastará con gran crueldad, arrasando tierras, matando soldados e incluso, saqueando casas y violando mujeres (datos muy difíciles de comprobar, pues son escritos por cronistas de la época). Entre 1181 y 1182 el condado de Angulema está debatiéndose en el problema de quién será el sucesor, lo que aprovecha Ricardo para adentrarse en Angulema y extenderse más allá, hasta Limousin y Perigord. Un año después, Enrique II le exige el pago del homenaje, un tributo que ofrecían los caballeros a su rey, en su condición de vasallos. Pero Ricardo se negará a pagarle, lo que desencadenó la invasión del rey de Inglaterra en Aquitania.
Enrique el Joven no vivirá lo suficiente para suceder a su padre y, a su muerte, Ricardo pasaba a ser el heredero del trono inglés, junto con los títulos franceses por parte de su madre. En 1187, aprovechando la situación de superioridad que se le presentaba si accedía al trono, sella una alianza con Felipe II de Francia, quien apoyará su posición a cambio de Normandía y Anjou. Además y recogiendo eco de las noticias que llegaban de Tierra Santa, decide tomar la Cruz en Tours, convirtiéndose así en caballero cruzado, como también lo era su aliado. Felipe II y Ricardo iniciarán una revuelta contra Enrique II, a quien derrotan en la batalla de Ballans. Ese mismo año, Enrique II muere en Chinon, Francia, y Ricardo es nombrado Rey de Inglaterra, Duque de Normandía y Conde de Anjou, manteniendo el Ducado de Aquitania y el Condado de Poitiers.
Varios hechos caracterizan su reinado. El primer fue la brevedad con la que permaneció en terreno inglés, pues en todo su reinado a penas estuvo seis meses. No habló inglés y no gustaba del clima de Londres, con lo cual evitaba por todos los medios residir allí. Además se sentía plenamente francés, su madre lo había educado en costumbres y formas francesas, las cuales él tenía como patrón de todo. Quizá esta sea la característica más anecdótica de su reinado, pues otras le retratan dentro de esas formas que le han hecho pasar a la historia como modelo de caballero militar de la Edad Media:
- No podemos obviar el desprecio que se hizo a la comunidad judía con el acceso al trono de Ricardo. Durante su coronación, tanto las mujeres como los judíos tuvieron prohibida la entrada, con el argumento de que en la investidura también recibía los símbolos de cruzado.
Algunos judíos importantes londinenses, decidieron llevarle algunos presentes como celebración de su nombramiento. Los soldados de Ricardo los retuvieron, los desnudaron, los azotaron y los echaron de allí, junto con los regalos. La idea de que el rey no quería a los judíos en Londres hace correr como la pólvora un sentimiento antisemita que les lleva a maltratar, torturar y asesinar a los judíos londinenses, quienes ven arrasadas sus posesiones y quemadas sus casas. La revuelta se descontroló y el ejército tuvo que intervenir. Algunos violentos había confundido casas y quemado las de cristianos de a bien, así que tuvieron que pagar el descuido con el escarnio público y la muerte. Los judíos habían sido masacrados y entre sus víctimas se contaba uno de los personajes más influyentes del Reino, Jacobo de Orleans. El reino se desestabiliza y Ricardo no tiene otro remedio que dictar órdenes y escritos de paz con los judíos. Pero poco duraron pues un año después otra masacre similar se llevaría acabo en York.
- La cruzada fue otro acontecimiento importante llevado a cabo durante el reinado de Ricardo I. Jerusalén acababa de caer en manos de Saladino y se inician los preparativos que ponen en marcha la Tercera Cruzada. Para conseguir la cantidad ingente de dinero que necesitaba un país para mover a los ejércitos hacia una guerra lejos de su tierra, Ricardo I subió los impuestos, propuso a Guillermo I de Escocia librarle de su vasallaje por 10.000 marcos, vendió posiciones oficiales, tierras y derechos, y, aquellos que tenían su puesto (abades, nobles) tuvieron que pagar una cantidad bastante elevada para ratificarlo y mantenerlo.
Antes de abandonar Inglaterra decide dejar su territorio bien resguardado a manos de senescales de confianza que quedaron como “gobernadores provisionales” en Anjou, Normandía, Poitou y Gascuña. En Inglaterra quedan como regentes el obispo de Durham, Hugo; Guillermo de Longchamp y su madre Leonor de Aquitania. Ricardo se marcha a la Cruzada y Juan sin tierra, aprovecha la situación de desconcierto y nueva organización para comenzar con las intrigas para quedarse con el poder.
De camino a Tierra Santa, en 1191, parará en Chipre y aprovecha la estancia para conquistarla, arrebatándosela al déspota Isaac Comneno, gobernador de la isla. Ese mismo año, hace llamar a su futura esposa, Berenguela de Navarra, a Chipre donde contraerán matrimonio. Juntos navegaron hacia Tierra Santa.
El primer sitio en el que desembarcan es Acre. Ricardo no estará solo pues tiene consigo a Felipe II de Francia como aliado (con quien había decidido partir a la vez para que no hubiera problemas en Francia de conquista de tierras en ausencia del otro rey) y Leopoldo V de Austria, en calidad de aliado vasallo, es decir que no estaban en igualdad de condiciones. La conquista de Acre fue dura, no solo por la fuerza del ejército, sino también porque Ricardo sufría escorbuto. Una vez conquistada Acre, Felipe II y Ricardo I colgaron los pabellones inglés y francés bien alto, mientras que Leopoldo V hacía lo propio con el suyo. Sin embargo, al no tener la misma calidad de aliado que Felipe y Ricardo, estos se sintieron insultados y mandaron arrancar los pendones austriacos y arrojarlos a un foso. Leopoldo V, muy ofendido, abandonó la cruzada.
El mismo camino siguió Felipe II, quien después de discutir con Ricardo por la posesión de Jerusalén y la repartición de Chipre, decidió volverse a Francia y abandonar al rey inglés en su empresa. Quedaba solo Ricardo I, con sus ejércitos y 2.700 prisioneros musulmanes que le retrasaban en su camino hacia el sur. Para evitar este retraso, decidió deshacerse de los prisioneros, mandándoles ejecutar. En el sur, conseguirá otra victoria sobre Saladino, refortificando Ascalón en 1192, que se convierte en el bastión cristiano más importante en Tierra Santa. Mientras, en Jerusalén se elige a Conrado de Montferrat, primo de Leopoldo V, como gobernador de Jerusalén, casándose enseguida con la princesa Isabel de Jerusalén. Ricardo acepta al nuevo gobernador de mala gana. Poco después, Conrado es asesinado y ocupa su puesto Enrique II de Champaña, quien se casa con la viuda embarazada Isabel para justificar su nueva posición. El nuevo mando era más agradable a Ricardo I, aunque nunca se sabrá si estuvo relacionado con la muerte de Conrado o no.
Ante la pérdida de apoyo y el desgaste militar y económico que sufrían ambos bandos, se intenta pactar una tregua entre Saladino y Ricardo. Ricardo intenta una última incursión desesperada en Egipto, pero es derrotado por las tropas musulmanas. La tregua, que se firmaba para tres años, llega a buen término el dos de septiembre de 1192 con la condición de que Ascalón fuera destruida, se permitiera el libre acceso a los cristianos y hubiera mutua tolerancia entre las religiones.
El regreso de a Inglaterra de Ricardo fue tortuoso. Primero hubo de atracar en Corfú y desde allí navegar de incógnito hasta Aquilea, donde tomaría el camino por tierra hasta Aquitania, pasando por Europa Central. Leopoldo V lo captura cuando Ricardo se encontraba cerca de Viena y lo acusa de asesinar a su primo Conrado. Ricardo fue descubierto, aunque iba de incógnito, por su hábito a comer pollo asado, un manjar que solían disfrutar las altas capas de la sociedad. Leopoldo V lo envía a Alemania, bajo el mandato de Enrique IV, quien lo mantiene encerrado en Dürnstein. Desde allí se pide cómo rescate 100.000 marcos a su madre Leonor. Había sentimientos encontrados entre distintos personajes implicados en la trama: Felipe II de Francia apoyaba a Juan como candidato al trono, porque lo creía menos peligroso que su hermano Ricardo; el Papa Celestino III no gustaba en absoluto de Juan y prefería a Ricardo; Leonor de Aquitania quería que su hijo Ricardo volviera y removió Roma con Santiago para conseguir el dinero. Felipe II y Juan ofrecían 80.000 marcos por mantener a Ricardo retenido, pero finalmente el dinero que recaudó Leonor fue mandado por embajadores “bajo responsabilidad del rey” (es decir que si se perdía por el camino, el responsable era Ricardo) y permitió su libertad en 1194. Felipe II enviará inmediatamente una carta a Juan en la que le advierte “cuídate, el demonio anda suelto”.
A su regreso a Aquitania, Ricardo recupera el trono inglés sin complicación y concede el perdón a su hermano Juan. Pero a Felipe II le declarará abiertamente su hostilidad, aliándose con Balduino IX de Flandes, el Conde de Boloña y Sancho VI de Navarra para iniciar una guerra contra el rey francés. Algunas batallas fueron ganadas, como la famosa batalla de Gisors, en la que Ricardo I acuñaría como lema la frase: Dios y mi derecho, haciendo referencia a su posición social como Rey. Esta frase ya la había usado durante su encarcelamiento en Alemania como justificación de su condición de monarca. La monarquía inglesa adoptará la frase a partir de este momento hasta hoy día.
Mientras Ricardo se encuentra en plena batalla con Felipe II, el vizconde Aimar V, nada satisfecho con las gestiones de Ricardo I inicia una revuelta en Lemousin en 1199. Ricardo acude a sofocarla, actuando sobre el vizconde en Cuaresma y, relatan las crónicas, devastando “la tierra del vizconde con fuego y espada”. Asediará el castillo Chalus-Chambrol, donde habitaba el vizconde y se apropiará de él. Revisando la fortificación, las murallas del castillo y las prácticas de los arqueros, sin su uniforme militar, Ricardo I recibirá un disparo de una flecha en un hombro que lo enviará directamente a su tienda. Allí, un cirujano intentó extraerle la flecha, pero con tan poca habilidad que, cuentan las crónicas, le destrozó el brazo. La herida se le engangrenará y será la causa de su muerte. Antes de morir capturarán al responsable del flechazo al rey y lo pondrán frente a él para que dictamine su castigo. Ricardo I, lo observó y vio que solo era un niño (el cual quiso vengar a su padre que había sido muerto por el rey) y le perdonó la vida: “Continúa viviendo y por mi recompensa contempla la luz del día”. Le entregaría 100 marcos antes de dejarle marchar. Sin embargo, la humanidad del rey se vio contradicha, pues su capitán Mercadier, atraparía al muchacho, lo despellejaría y lo colgaría para escarnio público.
Ricardo I de Inglaterra lega todos sus territorios a su hermano Juan y, sus joyas, a su sobrino Otón IV de Alemania, a quien se encargó de ayudarle a conseguir el trono alemán años antes. El seis de abril de 1199, Ricardo muere y los cronistas recuerdan la situación del monarca como: “el León que fue asesinado por la hormiga”. Su cuerpo será dividido: las vísceras se entierra en Lemousin, el corazón en Normandía y el cuerpo en la Abadía de Fontervrault en Anjou.
Poco o nada hemos referido sobre su vida personal que os resumo de la siguiente manera: en 1191 se casa con Berenguela de Navarra en Limassol, Chipre. Él había estado prometido desde pequeño con Adela de Francia, pero finalmente no pudo casarse con ella, pues Enrique II, su padre, la hizo su concubina. Este fue uno de los motivos que harían a Ricardo sentir tanto odio por Enrique. Tras el matrimonio con Berenguela, esta viajará con Ricardo hasta Tierra Santa y, a su vuelta a Francia, viajarán por caminos separados. Berenguela partirá hacia Roma, después a Marsella y por último llegará por tierra a Aquitania. La pareja no tendrá hijos.
Los caballeros del Temple o Templarios
*Hugo de Payens:
Es el fundador de la Orden del Temple y su primer Gran Maestre. Debió naces sobre el 1070 y no se sabe muy bien si fue en Payns (Francia) o en Pedano (Italia). Se acepta Payns como su ciudad natal. Las primeras noticias que tenemos de él se deben a una carta diplomática junto con una donación que hará al Conde Hugo de Champagne, cuando Hugo de Payens tenía tan solo 16 años. Desde esa edad comienza a desarrollar una red diplomática con diferentes nobles franceses. Por ejemplo, el Conde Godofredo de Bouillon, con quien irá a la Primera Cruzada, bajo sus órdenes en 1096.
Se conoce que Hugo se casó con Elizabeth de Chappes, la cual pasará a las crónicas como Catalina de Saint Claire. Con ella tuvo un hijo: Thibaud, abad de La Colombe.
Su gran amigo el conde Hugo peregrinará en dos ocasiones a Tierra Santa, donde se encontrará con Hugo de Payens, con quien no perderá contacto por carta nunca. Entre 1104 y 1107, será su primera peregrinación; y entre 1114 y 1116, la segunda.
*Hugo de Payens:
Es el fundador de la Orden del Temple y su primer Gran Maestre. Debió naces sobre el 1070 y no se sabe muy bien si fue en Payns (Francia) o en Pedano (Italia). Se acepta Payns como su ciudad natal. Las primeras noticias que tenemos de él se deben a una carta diplomática junto con una donación que hará al Conde Hugo de Champagne, cuando Hugo de Payens tenía tan solo 16 años. Desde esa edad comienza a desarrollar una red diplomática con diferentes nobles franceses. Por ejemplo, el Conde Godofredo de Bouillon, con quien irá a la Primera Cruzada, bajo sus órdenes en 1096.
Se conoce que Hugo se casó con Elizabeth de Chappes, la cual pasará a las crónicas como Catalina de Saint Claire. Con ella tuvo un hijo: Thibaud, abad de La Colombe.
Su gran amigo el conde Hugo peregrinará en dos ocasiones a Tierra Santa, donde se encontrará con Hugo de Payens, con quien no perderá contacto por carta nunca. Entre 1104 y 1107, será su primera peregrinación; y entre 1114 y 1116, la segunda.
Cuando Godofredo de Bouillon muere, Hugo de Payens decide quedarse en Tierra Santa y fundar una orden que proteja a los peregrinos desamparados en medio de un territorio en guerra. En 1119, se entrevista con Balduino II (de origen francés, Rey de Jerusalén), junto con ocho caballeros más, para informarle de la creación de la nueva Orden, esperando el beneplácito del Rey. El Rey, no sólo les concede el permiso de la formación, sino que también les ofrece un sitio para organizarse y habitar: el antiguo Templo del Rey Salomón (mezquita Al-Aqsa), de donde cogerán su apodo de ""templarios". Entre 1120 y 1125 Hugo escribirá una serie de cartas que mandará a Francia con nuevas noticias sobre la situación en las que ya firma como "magister militum Templi" (maestro militar del Temple). En 1125 el conde Hugo se les une como caballero templario.
Entre los otros caballeros fundacionales encontramos los nombres de Godofredo de Saint-Omer, Payen de Montdidier, Archambaud de Saint Agnan, André de Montbard, Godofredo Bison, Rossal y Gondamer. Falta un nombre que quizá corresponda al de Hugo de Champagne, pero del que no se tiene seguridad.
En 1128 decide legalizar la Orden de cara a la Iglesia, convocando un concilio en Troyes, en el que se reúnen nobleza e Iglesia con Hugo de Payens. En el concilio explica los estatutos de los Pobres Caballeros de Cristo para que los aprueben y presenta a la Orden como una milicia para proteger a los peregrinos en Tierra Santa. San Bernardo de Claraval, presente en el concilio, redacta durante la sesión la Regla del Temple, donde se define al templario como un monje soldado que debe estar dotado de sencillez, pobreza, castidad, obediencia y dedicarse a la oración. La Iglesia acoge a la Orden como propia y le da su bendición. Ese mismo año, muchos caballeros se unen a los templarios, aportando no solo personal sino también una cantidad de dinero y donaciones que los enriquece. Gracias a estas podrán construir la primera Casa de los Templarios en Londres y en Edimburgo y realizarán una serie de castillos-monasterios fortalezas en las zonas fronterizas problemáticas.
Hugo sería Gran Maestre durante 20 años, convirtiendo a la Orden en una institución internacional, tanto militar como financiera. Morirá en Palestina en 1136, sucediéndole como Maestre Roberto de Craon.
*Jacques de Molay:
Jacques Bernard de Molay nace entre 1240 y 1244 en Borgoña, Francia. Es el último Gran Maestre de la Orden del Temple. De familia noble, su padre era Señor de Lonvy, heredero de Mathe y Señor de Rahon.
Jacques decide unirse a la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo en 1265 y se convierte en Gran Maestre en 1293 por méritos. Hasta 1304 realizó innumerables expediciones contra los musulmanes. En 1298 conquista Jerusalén. Un año después, derrota al Sultán de Egipto, Malej Nacer. Y en 1300 realiza la primera incursión contra Alejandría. Además, estuvo a punto de recuperar Siria, aunque no lo consiguió.
El poder de los Templarios, como se refirió anteriormente, fue creciendo hasta tal punto que su poder, su influencia y su economía superaba la de algunos monarcas europeos. Felipe IV de Francia fue el primero en sentirse molesto con la Orden, iniciando un programa de desgaste contra los templarios a partir de acusaciones de herejía y sacrilegio que le hizo hacer saber al Papa Clemente V. Éste, declara a la Orden herética y la desvincula de la Iglesia, siendo ahora perseguida por esta. En 1307 se impone una orden de detención a los templarios por sacrilegio contra la Santa Cruz, sodomía, herejía e idolatría a Baphomet (demonio encargado del purgatorio de los 7 infiernos y los demonios de los 7 pecados capitales). El contacto que los Templarios habían adquirido con los musulmanes en Tierra Santa y los siglos viviendo en dichas tierras, les hicieron aprender las costumbres y la lengua árabe e incluso llegar a tener una relación de respeto con los musulmanes, quienes pensaban que los templarios eran una "raza cristiana" diferente. La diplomacia era constante entre un bando y el otro y esto tampoco fue bien visto por parte del mundo cristiano, que interpretó a su antojo que los templarios se estaban islamizando y, por tanto, traicionando al cristianismo.
Un viernes 13 (de ahí la famosa tradición del día maldito) los templarios son perseguidos, capturados y sometidos a tortura para confesar sus pecados. En 1314 Jacques de Molay es quemado vivo en París, frente a Nôtre Dame. Si bien bajo tortura confesaron la herejía, siempre se consideraron inocentes. Recoge la leyenda unas palabras del último Gran Maestre, cuando se encontraba en la hoguera:
"Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir." "Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!... A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año..."
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