sábado, 15 de febrero de 2014

LOS ILLUMINATI

LOS ILLUMINATI
 
 
el hombre ha dominado su entorno superando sus propias pruebas para ser mejor dependiendo lo que le pida su ambiente, en estos procesos y pasos, la vida le pide al ser humano independizarse para luchar por las cosas que desea y así no tener ningún problema en sus requerimientos.

Desde ese preciso momento el hombre ha dejado por descuido la formación de una brecha actual que sigue en pie, denominada “ciencia y religión”, cada uno luchando sin cesar para defender sus ideales.


La religión por su parte, nos induce a creer lo que Dios nos dice en la Biblia, pues, todo fue creado a partir del sonido de los labios de dicho hombre (“hágase la luz”), desgraciadamente la física dice que la materia no puede crear de la nada, la ciencia declara por su parte que todo surgió de una explosión cataclismica llamado Big Bang.

En 1927 la Iglesia católica propuso dicha teoría a cargo de George Lemaître un monje católico; en 1929 el astrónomo de Harvard Edwin Hubble limitando a confirmar que no era de su pertenecía dicha teoría publico que el Big Bang era científicamente probable.

Los científicos fueron los primeros en afirmar que era ridícula la teoría del Big Bang, “la materia” dijeron, “no se crea de la nada”. Por lo tanto, cuando Hubble asombro al mundo demostrando por medios científicos que el Big Bang era correcto, la Iglesia cantó victoria, y anuncio que allí constituía la prueba de que la Biblia era correcta desde un punto de vista científico. La verdad divina.

Los científicos no les agrado mucho el que la Iglesia utilizara sus descubrimientos para proporcionar la religión, de modo que tradujeron en matemáticas de inmediato la teoría del Big Bang, eliminaron todos los matices religiosos y se la apropiaron. Por desgracia para la ciencia, sin embargo, sus ecuaciones, incluso hoy, adolecen de una grave deficiencia que la Iglesia tiene la costumbre de subrayar, es la singularidad.






         El momento exacto de la creación, Tiempo Cero, hasta el presente la ciencia no ha sido capaz de fijar el momento inicial de la creación. Las ecuaciones explican el Universo primitivo con gran eficacia, pero a medida que se retrocede en el tiempo y nos aproximamos al momento cero, las matemáticas se desintegran de repente y todo pierde significado.

Las Sagradas Escrituras son como cuentos, leyendas e historias de la lucha del humano por comprender su necesidad de encontrar un significado. Las religiones son como un idioma o vestido. No obstante, al final, todos proclamamos lo mismo. La vida tiene sentido. Siempre damos gracias al “poder” que nos creó. Ser cristiano o musulmán depende del lugar en que naces porque la fe siempre será universal.

Nuestros métodos de comprensión son arbitrarios algunos rezamos a Jesús, en otros países van a La Meca, otros estudian el corazón y alma de la ciencia. Al final, todos buscamos la verdad, algo que siempre nos va a sobrepasar.

¿Por qué el ser humano reza a su Dios cuando sabemos que no se obtiene una clara respuesta? Pues, precisamente los seres humanos utilizamos un porcentaje muy pequeño de nuestra capacidad cerebral. Sin embargo, si se coloca en situaciones cargadas de emotividad, como traumas físicos , extremas alegrías o miedos, profunda meditación, de repente nuestras neuronas empiezan a alterarse sin control, lo cual da como resultado una clarividencia mental mucho mayor.

Y no obstante, soluciones notables a problemas en apariencias insolubles suelen aparecer en estos momentos de “clarividencia”. Es los que los gurus llaman conciencia superior, los biólogos, estados alterados, los psicólogos, hipersensibilidad y los cristianos lo llaman respuesta a una oración. A veces, la revelación divina solo significa adaptar nuestro cerebro para escuchar lo que nuestro corazón ya sabe.









La lucha entre ciencia y religión más señalada de la historia. Los Illuminati.

Desde el comienzo de esa brecha constante entre la ciencia y la religión nacieron en Roma científicos sin pelos en la lengua como Copérnico… fueron asesinados por la Iglesia por revelar verdades científicas. Pero fue la religión quien empezó a perseguir la ciencia. La palabra de Dios contra la indiscreción y curiosidad del hombre.

En el siglo XVI luchó en Roma contra la Iglesia algunos de los italianos más esclarecidos (físicos, matemáticos, astrónomos), estos empezaron a reunirse en secreto para compartir sus preocupaciones sobre las enseñanzas equivocadas de la Iglesia. Temían que el monopolio de la “verdad” ejercido por la Iglesia amenazara el esclarecimiento cultural del mundo entero, así que fundaron el primer gabinete estratégico científico del mundo y se autoproclamaron “Los Iluminados” o “La Sociedad Luciferana”, las mentes más preclaras de Europa decididas a la búsqueda de la verdad científica. Como es natural los Illuminati fueron perseguidos ferozmente por la Iglesia católica. Solo pocos consiguieron salvarse gracias a ritos de extremados secretismo. Corrió la voz entre los estudiantes clandestinos, y la hermandad de los Illuminati creció hasta incluir eruditos de toda Europa. Los científicos se reunían con regularidad en Roma, en una guarida secreta llamada la Iglesia de la Iluminación.

Muchos Illuminati quisieron combatir la tiranía de la Iglesia violentamente, pero su miembro más reverenciado los disuadió. Era pacifista, así como uno de los científicos más famosos de la historia. Hasta los no científicos conocían la historia del desventurado astrónomo que había sido detenido y casi ejecutado por la Iglesia cuando proclamo que el Sol, y no la Tierra, era el centro del Sistema Solar. Aunque sus datos eran incontrovertibles, el astrónomo fue castigado con severidad por insinuar que Dios había colocado a la humanidad en un lugar que no era el centro de su Universo. Este hombre se llamaba Galileo Galilei.

Galileo era un Illuminatus, y también un católico devoto. Intento suavizar la posición de la Iglesia sobre la ciencia cuando proclamo que esta no socoraba la existencia de Dios, sino que, antes al contrario, la reafirmaba.

La ciencia y la religión en ningún momento habrían podido ser enemigas sino aliadas, son dos idiomas diferentes que controlan la misma historia, una historia de simetría y equilibrio. Cielo e infierno, día y noche, calor y frío, Dios y el Diablo. La pugna constante entre luz y oscuridad.

La unificación entre ciencia y religión era algo que a la Iglesia no le parecía buena idea, ya que habría acabado con la pretensión de que era el único vehiculo mediante el cual el hombre podría comprender a Dios. En consecuencia, la Iglesia juzgo por herejía a Galileo, le declaro culpable y le puso bajo arresto domiciliario permanente.

La detención de Galileo trastorno a los Illuminati. Se cometieron equivocaciones, y la Iglesia descubrió la identidad de cuatro miembros, a los que capturaron e interrogaron, pero no revelaron nada ni siquiera bajo tortura.

Los marcaron a fuego con el símbolo de la cruz. Y uno por uno fueron brutalmente asesinados y tirados a las calles de Roma, como advertencia para aquellos que quisieran unirse a los Illuminati. Debido al acoso de la Iglesia la hermandad de científicos huyeron de Italia.

Los Illuminati pasaron a la clandestinidad, donde empezaron a mezclarse con otros grupos de refugiados que huían de las purgas católicas: místicos, alquimistas, judíos, ocultistas, musulmanes, entre otros. Con el rechazo de la Iglesia nacieron unos nuevos Illuminati, esta vez más oscuros y profundamente anticatólicos. Adquirieron un gran poder mediante el empleo de misteriosos ritos y un secretismo mortal, jurando que algún día se alzarían de nuevo y se vengarían de la Iglesia católica. Su poder creció hasta el punto de que la Iglesia los considero la fuerza anticristiana más poderosa de la Tierra. El Vaticano tildo a la maldad de “shaitan”.

Satanistas proviene del verbo árabe “shaitan” que significa “adversarios de la Iglesia” más no “adoradores del demonio”. En su caso, Lucifer en su significado latino literal es “el que trae la luz” o “Iluminador”.

Dicha palabra fue elegida por la Iglesia porque consideraba al árabe un idioma sucio y vulgar. Los Illuminati eran satanistas pero no en el sentido moderno. Las personas tienen la costumbre de ver el término satanismo como “adoración al Diablo” pero la historia demuestra que eran hombres cultos que se alzaban como adversarios de la Iglesia, por la razón de que esta misma los quería callar. Los rumores acerca de practicas de magia negra y sacrificio de animales como la utilización de pentagramas no eran más que mentiras propagadas por la Iglesia para desnotar a sus adversarios. El pueblo empezó a creer en dichas mentiras y poco a poco fueron poniéndolas en práctica. Así nació el satanismo moderno.

Cuando los Illuminati huyeron de Roma buscaron un lugar seguro donde reagruparse siendo acogidos por una hermandad secreta de ricos canteros bárbaros llamados francmasones o comúnmente conocidos como los masones, contando con más de 5 millones en todo el mundo (una mitad en Estados Unidos de América y un millón en Europa). En el siglo XVIII su propia bondad los convirtió en la tapadera de los Illuminati.

A partir de allí la hermandad de científicos fueron ascendiendo de rango, y poco a poco fueron copando puestos de poder en las logias. Restablecieron su hermandad en el seno de los masones, y con el apoyo de sus refugiantes empezaron a extender su influencia a escala mundial.

El exterminio del catolicismo fue su punto primordial por mucho tiempo, la hermandad sostenía que el dogma supersticioso vomitado por la Iglesia era el mayor enemigo de la humanidad. Temían que si la religión seguía propugnando el mito piadoso como un hecho incontrovertible, el progreso científico se paralizaría, llevando a la humanidad a un futuro ignorante de guerras santas absurdas, cosa que se ve en la actualidad donde lo único que se oye es: “Mi Dios es mejor que el tuyo”.

Los Illuminati adquirieron más poder en Europa y se impusieron como objetivo los Estados Unidos, un gobierno bisoño con muchos de ellos masones, George Washington, Ben Franklin, hombres honrados y temerosos de Dios que desconocían la existencia de los Illuminati en el núcleo de los masones. Los Illuminati aprovecharon al máximo la infiltración y se contribuyeron a fundar por primera vez bancos, universidades e industrias para financiar su objetivo final. La creación de un nuevo estado mundial unificando una especie de Nuevo Orden Mundial Seglar basado en el esclarecimiento científico.

En referencia a la moneda de curso legal, el Dólar. En el billete de $1 aparece una pirámide resplandeciente y ¿cuál es la relación de las pirámides con la historia de los Estados Unidos? La respuesta es ninguna. La pirámide es un símbolo ocultista que representa una convergencia hacia lo alto, hacia la fuente de la iluminación suprema. Algo curioso es que en la punta superior de la pirámide se encuentra un ojo, esto se denomina trinacria. Aparece también en los blasones de las logias masónicas de todo el mundo. Entonces ¿el triangulo es masónico? Pues no, es de los Illuminati. Lo llamaban su “delta resplandeciente”. Una llamada al cambio ilustrado. El ojo significa la capacidad de los Illuminati de verlo todo. El triangulo resplandeciente representa el esclarecimiento, también la letra griega delta, que es el símbolo matemático del cambio, la transición.

Debajo de dicha pirámide se encuentra una escritura que dice Novus Ordo Seclorun (Nuevo Orden Seglar). Seglar significa “no eclesiástico”.

No eclesiástico no solo deja en claro el objetivo de los Illuminati, sino que contradice de forma fragante la frase de al lado de Novus Ordo Seclorun “en Dios confiamos”.

Ahora surge la pregunta de ¿cómo pudo acabar esta simbología en los billetes más poderosos del mundo?

Casi todos los estudiosos creen que fue por la mediación del Vicepresidente Henry Wallace. Era un manson de rango superior, y mantenía relaciones con los Illuminati. Tanto si era miembro como si había caído bajo su influencia sin ser consciente fue Wallace quien propuso el diseño del sello al Presidente Franklin D. Roosevelt. Wallace se limito a decirle que Novus Ordo Seclorun era otra forma de llamar a su programa social y económico, conocido también como Nuevo Trato.

Roosevelt se impidió la molestia de pedirle a la Tesorería que le echara un vistazo al símbolo del billete antes de imprimirlo ya que el y Wallace eran como hermanos, sin embargo, Roosevelt era manson y nunca lo oculto.

Algo peculiar de los Illuminati se remonta en la década de 1630 donde científicos de todo el mundo peregrinaron en secreto con la esperanza de unirse a dicha hermandad, anhelando mirar por “el telescopio de Galileo” y escuchar sus ideas. Por desgracia, debido al secretismo de los Illuminati, los científicos que llegaban a Roma no sabían donde se celebraban las reuniones ni con quien podían hablar sin exponerse al peligro. Los Illuminati querían sangre nueva pero no podían decir “aquí estoy”.

Examinaron el problema y encontraron una solución. Brillante, a decir verdad. Crearon una especie de plano ingenioso que dirigía a los científicos a su refugio. No era un papel, ni una copia, era algo enorme, una “senda luminosa” que atravesaba toda la ciudad de Roma.

El plano consistía en una serie de indicadores simbólicos meticulosamente ocultos, colocados en lugares públicos de la ciudad. Un indicador conducía al siguiente y al siguiente. Una senda que terminaba en la guarida de los Iluminati.

Pero si el Vaticano quería encontrar a los Illuminati ¿por qué no siguieron los indicadores?

No podían. La senda estaba escondida. Un rompecabezas, construido de tal manera que solo ciertas personas pudieran seguir los indicadores y descubrir donde se escondía dicha Iglesia. Para ellos era como una iniciación, y no solo funcionaba como medida de seguridad, sino también como procedimiento describa para asegurarse que sólo los mejores científicos tocaran su puerta. Todo hecho con algo conocido en simbología como disimulación, camuflaje. La más imponente defensa de la naturaleza.

Los Illuminati utilizaron el mismo proceso. Utilizaron indicadores que se confundían con el telón de fondo de la antigua Roma. No podían emplear ambigramas ni simbología científica, serian presa fácil del Vaticano, así que encargaron a un artista de su misma cuerda, el mismo prodigio anónimo que había creado su símbolo ambigramatico, y le pidieron que tallara cuatro esculturas. Este hombre se llamaba Gianlorenzo Bernini.

La autoridad artística suprema del Vaticano. El segundo escultor más famoso de todos los tiempos, y su fama solo la eclipsaba el mismísimo Miguel Ángel.

Primero, las esculturas tenían que parecerse a las demás que había en Roma, para que el Vaticano nunca sospechara que pertenecían a los Illuminati. Arte religioso.

Y la segunda pauta era que las cuatro esculturas tenían que tomar temas muy concretos. Era preciso que cada obra constituyera en sutil tributo a los cuatro elementos que regían el Universo en el siglo XVII.

Tierra, Aire, Fuego y Agua.

Existen docenas de representaciones sobre estos cuatro elementos: la cruz sencilla, los ciclos pitagóricos de la vida, el Hong-Fan chino, los rudimentos masculinos y femeninos junguianos, los cuadrantes del Zodiaco, etc.

Las obras hechas parecían religiosas, pero en realidad eran tributos a dichos elementos. Las piezas pasaban inadvertidas en el mar de obras religiosas de Roma. Mediante la donación anónima a iglesias concretas, y utilizando después su influencia política, la hermandad facilito el emplazamiento de estas cuatro piezas en iglesias de Roma escogidas con sumo cuidado.

El reto de los Illuminati consistía en que, después de colocar los indicadores, necesitaban comunicar de alguna manera a los científicos que el camino existía. Galileo hizo circular ampliamente entre las comunidades científicas (sin conocimiento del Vaticano) un texto sobre la ubicación del sendero. Hasta el día de hoy ningún civil ha podido observar dicho texto ya que se encuentra oculto entre los cientos de libros de los Archivos del Vaticano, justo detrás de la Puerta de Santa Ana. El sanctasanctócum de los Archivos Secretos.

Entre uno de los textos de Galileo se encuentra “Dialogo” famoso entre la historia de su trabajo por la máxima “traición” a la ciencia. A principios de la década de 1630, Galileo había querido publicar un libro que apoyara el modelo heliocéntrico copernicano del Sistema Solar, pero el Vaticano prohibió la publicación del libro hasta que Galileo incluyera una prueba igualmente persuasiva del modelo geocéntrico de la Iglesia, un modelo que Galileo sabia equivocado. Galileo no tuvo otra alternativa que plegarse a las exigencias de la Iglesia y publicar un libro que concedía idéntica extensión al modelo correcto y al equivocado. Pese al compromiso del científico, Dialogo fue considerado herético, y el Vaticano le puso bajo arresto domiciliario.

Como un hombre bastante tozudo, siguió escribiendo en secreto un manuscrito menos conocido, que los estudiosos suelen confundir con Dialogo. El libro se titula “Discorsi” (discurso sobre la intervención de los planetas con las mareas).

Pero fue un último misterioso folleto el que le daría sentido a todo. “Diagramma della Verita”, año 1639, la obra más secreta de Galileo, una especie de tratado sobre hechos científicos que consideraba auténticos, pero que no podía pregonar.

Diagrama salió bajo mano de Roma gracias aun amigo, y fue publicado con discreción en Holanda. El folleto se hizo muy popular en los medios científicos europeos clandestinos. Después, el Vaticano, se entero y se dedico a quemar los ejemplares que caían en sus manos. Actualmente solo se consigue un ejemplar del siglo XVIII, Diagrama fue escrito en papiros que no duraban más de un siglo sino se mantenían adecuadamente y se disolvían fácilmente en agua si algún inconveniente surgía.

Este último ejemplar fue confiscado en Holanda por el Vaticano, poco después de la muerte de Galileo.

Los tres textos identificaron mucho a los Illuminati, empezando a tener mucha relación con el número 503 que en romano es DIII (Dialogo DI, Discorsi DII y Diagrama DIII). Los científicos los utilizaban de esta manera para distinguir entre los tres documentos de Galileo.

Según textos históricos, la segna (senda) fue revelada de un modo que lo Illuminati llamaban lingua pura (idioma puro) en referencia a las matemáticas. Al fin y al cabo, Galileo era un científico, y escribía para científicos. Las matemáticas serian el idioma lógico para transmitir una pista. El folleto se llama Diagrama, de manera que los diagramas matemáticos pueden formar también parte del código. Las escrituras concuerdan, pero hay un pequeño inconveniente y es que el “idioma puro” no son las matemáticas sino el inglés.

El inglés era un idioma que el Vaticano aún no aceptaba. Hablaban en italiano, latín, alemán, francés incluso el español, pero el inglés no existía en su seno. Lo consideraban un idioma contaminado de librepensadores, propio de hombres profanos como Chaucer o Shakespeare.

Uno de los versos más comunes de Diagrama sobre la segna es: “La senda de luz, secreta prueba”. Un verso también conocido por hacer referencia a un pentámetro yámbico. Cinco pareados de silabas alternas tónicas y átonas. Debido a su sencillez el pentámetro yámbico le solían llamar “verso puro” o “metro puro”.

Por medidas de seguridad Galileo pidió a un hombre contemporáneo a él, realizar un poema para agregarlo a Diagrama, donde se descubriera la trayectoria a seguir para llegar a la “Iglesia de la Iluminación”. Su nombre era John Milton.

El influyente poeta inglés, autor de “El paraíso perdido” quien por su afición a las conspiraciones se ganó el primer lugar en la lista de sospechosos de pertenecer a los Illuminati. Milton no sólo efectuó un peregrinaje bien documentado en Roma en 1638, para “comunicarse con los hombres esclarecidos”, sino que había asistido a reuniones con Galileo durante el arresto domiciliario del científico, reuniones plasmadas en muchos cuadros del Renacimiento, incluido el famoso “Galileo y Milton” de Annibale Gatti, que actualmente se encuentra en el Instituto y Museo de Historia de la Ciencia de Florencia.

En el Folio Nº 5 de Diagrama se encuentra la obra de Milton a Galileo escrita diminutamente en los bordes del papel (arriba, derecha, abajo, izquierda, arriba, derecha).



“Desde la tumba terrenal de San,

en el agujero del demonio.

Cruzando Roma esos místicos

cuatro elementos se revelan.

La senda de luz, secreta prueba.

Que ángeles guíen tu búsqueda”.

John Milton.



Tierra: En honor al maestro del Renacimiento Rafael Santi, el arquitecto y pintor que a la edad de 25 años hacia encargos al Papa Julio II, y cuando murió en 1520 a la temprana edad de 38 años, dejo la mayor colección de frescos que el mundo había visto jamás.

Dicho arquitecto diseño una tumba para cubrir un “agujero del demonio”, termino dado a la excavación adicional dentro de una excavación ya realizada, cuando a las familias a sepultar carecían de espacio en una capilla. Solo existe una obra de Rafael Santi para un “agujero del demonio” y se encuentra en la Capilla Chigi (Capella della Terra) perteneciente a la Iglesia de Santa Maria del Popolo en Roma.

El diseño arquitectónico es de Rafael, todos los ornamentos interiores son obra de Gianlorenzo Bernini.



En la Capilla Chigi se encuentra el siguiente paso “Habakkuk y el Ángel” hecho por Bernini.

Habakkuk era el profeta que predijo la aniquilación de la Tierra. En la escultura Habakkuk señala hacia la lejanía, mientras que el Ángel tiene uno de sus brazos hacia el Suroeste de Roma.

“Que ángeles guíen tu búsqueda”



Aire: Desde la Iglesia Santa Maria del Popolo, el Suroeste desde dicho punto muere en la Plaza de San Pedro. La mayoría de los planos de Roma muestra que la Plaza de San Pedro le pertenece al Vaticano pero debido a que esta fuera del país amurallado, muchas autoridades romanas han afirmado durante siglos que le pertenece a Roma.

En el centro de la Plaza de San Pedro se halla una escultura de mármol blanco hecha por Bernini. Un monolito con una elipse justo en su base, donde yace esculpida en forma de relieve la imagen de una ráfaga de aire. Esta losa lleva el nombre de West Ponente, representando el Viento de Poniente o El Aliento de Dios.

Esta escultura fue traída por Caligula, mide 27 metros de altura hasta su punta y pesa 350 toneladas. En su extremo superior se alza una cruz hueca de hierro donde dicen teóricamente que posee los restos de la cruz donde Cristo fue crucificado.



El obelisco (Aliento de Dios) que se alza sobre la Plaza de San Pedro, indica “disimuladamente” hacia el punto cardinal Este, que muere en la Iglesia Santa Maria della Vittoria.



Fuego: La Iglesia Santa Maria della Vittoria posee en su interior la obra de Bernini llamada “El Éxtasis de Santa Teresa”.

La Santa yace de espalda, mientras un orgasmo domina su cuerpo y un Ángel con una lanza de fuego la apunta como si fuera a atacarla.



Agua: El cuarto punto en el plano de la Roma Moderna se revela en la Piazza Navona de la Iglesia Santa Agnes de la Agonía. En conjunto con las otras tres iglesias se forma un rombo o una cometa, pero la cualidad surge cuando al unir estos cuatro puntos se revela una enorme cruz.

“Cruzando Roma esos místicos/cuatro elementos se revelan”.

En la Piazza Navona se encuentra una de las esculturas más famosas de Bernini “La Fuente de los Cuatro Ríos”. En glorificación a los cuatro ríos del antiguo mundo: el Nilo, el Ganges, el Danubio y el Río de la Plata.



Hasta el día de hoy se levanta sobre Roma la antigua Iglesia de la hermandad de los Illuminati. La Fuente de los Cuatro Ríos se encuentra vigilada por un enorme obelisco, donde en su extremo superior descansa una paloma de bronce mirando al Oeste. Para los paganos la paloma solitaria simboliza el Ángel de la Paz.

“Que ángeles guíen tu búsqueda”.

La dirección en la que se encuentra mirando el ave termina en una de las limitaciones del Río Tiber donde yace desde hace siglos el Castillo Sant’Angelo (El Castillo del Ángel) con una vía de acceso adornada por doce ángeles altísimos (tallados por el mismo Bernini) terminando en un gigantesco pentagrama donde descansa la Iglesia de la Iluminación.


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1 comentario:

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