jueves, 12 de marzo de 2015

EL ARBOL DE LA LLUVIA






El Garoé, arbol sagrado de la lluvia 

Cuenta la leyenda que desde antiguo hubo en El Hierro un árbol que manaba agua. Los bimbaches lo llamaban Garoé (‘río, laguna’) y era uno de sus bienes más preciados al no haber en la Isla más fuente que sus hojas. Cuando llegaron los conquistadores, los bimbaches decidieron mantener en secreto el escondite de su Árbol Sagrado. Lo hacían con la esperanza de que los extranjeros abandonasen el lugar al no hallar en él ni ríos ni manantiales.




Sin embargo, el secreto sólo se guardó durante un tiempo: una joven isleña se enamoró de un soldado europeo y acabó mostrándole el lugar donde se hallaba el Garoé. Los conquistadores no tardaron en apoderarse del árbol, acabando así con la libertad de los bimbaches, quienes condenaron a muerte a la traidora. Ahora conocemos que el Garoé (un Til), debido a su ubicación en la cabecera de un barranco de la localidad de San Andrés, captaba y sigue captando con sus ramas y hojas el agua de la niebla.
En la actualidad puede ser visitado este singular lugar donde se conservan los huecos excavados a los pies del árbol llenos de agua, de los que se abastecían los bimbaches.
El garoé (posiblemente un ejemplar de Ocotea foetens, conocido como til o tilo) fue el árbol sagrado de los bimbaches, antiguos habitantes de El Hierro, en las Islas Canarias así como uno de sus símbolos. Incluso el escudo de El Hierro recoge un árbol con su copa rodeada de nubes del que caen gotas de agua.


Cuentan las crónicas de la Conquista que en la Isla del Hierro hubo un árbol al que los naturales llamaban garoé. No conocían los españoles de otro árbol similar en todo el archipiélago o tierra conocida. El caso es que las grandes hojas del garoé eran capaces de captar y destilar el agua de las nieblas que a él llegaban, agua que se recogía en grandes oquedades hechas en torno al árbol por los bimbaches. No había más agua en el Hierro que la que dimanaba del garoé. Por ello, el pueblo bimbache ?entonces una escasa población? tenía al garoé por una divinidad digna de toda adoración. Este mítico árbol se encontraba en una zona cercana a Tiñor, en una ladera constantemente bañada por el alisio, y a unos mil metros de altura sobre el nivel del mar. Se sabe que el garoé era de impresionante tamaño y que su tronco tenía metro y medio de diámetro.
A la llegada de los españoles, los bimbaches resolvieron ocultar a estos la cualidad del garoé para que, no hallando agua, la sed les hiciera tornarse prestos a sus bases. Ya a punto estuvieron de conseguir su propósito. Pero Agarfa, una joven bimbache, se enamoró de un soldado andaluz que formaba parte de la expedición, y ?traicionando a los suyos? lo condujo directamente hasta el árbol que el necesario elemento les proporcionaba. Poco después Armiche, el Mencey fue capturado y con él todos aquellos que lo seguían y defendían.
Pero he aquí que, en 1610, fortísimos vientos arrasaron toda esa zona y el árbol garoé fue arrancado de la tierra que tan orgullosamente lo alimentaba. Tras él, la población aborigen de El Hierro, los bimbaches, también desaparecieron por falta de agua, entre otras cosas.
Hoy en día se piensa que el garoé podría haber pertenecido a una especie que tiene por nombre Ocotea foetens.

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